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Un mundo de
oportunidades
servido en tu
mesa

Internet, el gran aliado en medio de la crisis

Pasan los días, sigue la angustia, aumenta la incertidumbre y, en suma, la vida se complica más. Las cifras de casos de contagio y las muertes por COVID-19 se incrementan a cada segundo. Más de ocho millones de enfermos, más de 450.000 fallecidos y medidas de los gobiernos que no producen los efectos esperados conforman un panorama desolador. Sin embargo, no es el fin del mundo.

Y esto no lo digo por presumir, tampoco tengo argumentos científicos para comprobarlo. Se trata de una corazonada, de una ilusión que, al ver cuántas oportunidades hay en medio de tantas dificultades, se convierte en certeza. Porque, sí, aunque nos llegan mensajes aterradores, estoy seguro de que más temprano que tarde esto pasará y la vida volverá a las actividades normales.

A lo largo de seis décadas de vida, durante las que enfrenté y superé diversas crisis, personales, familiares y de negocios, aprendí que estas situaciones, por muy mal que luzcan, también nos ofrecen otra cara: la positiva. Sí, aunque te cueste creerlo, aunque nos hayan transportado a un ambiente de Apocalipsis, hay mensajes positivos tras esta crisis. ¡Y hay que aprovecharlos!

En algún momento de mi vida, como cualquier persona, enfrenté las crisis con miedo. Bueno, la verdad, atrapado por el pánico. No sabía qué hacer, me aterraba lo que escuchaba y, lo peor, no hallaba la forma de reaccionar. Asumía esos momentos con una actitud negativa y, por eso, al final, cuando terminaba el acontecimiento crítico, el impacto en mi vida no era el deseado.

Quedaban traumas, quedaban miedos ocultos, quedaban cicatrices y recuerdos que, como si fueran duendecillos traviesos, regresaban de cuando en cuando. Por fortuna, con el tiempo, con las experiencias que viví y con las enseñanzas de mis mentores, aprendí a ver las crisis como lo que son: OPORTUNIDADES. Y lo escribo en mayúscula para que resalte, para que lo pases por alto.

No sé si ya lo percibiste, pero en medio de este caso, de tantas personas afectadas, de tantas empresas que enfrentan dificultades para cumplir con las obligaciones con sus empleados, de las incalculables consecuencias de la parálisis de prácticamente todas las actividades normales (el deporte, por ejemplo), hay un gran ganador. ¿Sabes a qué me refiero? A mi buen amigo internet.

¿Te imaginas por un segundo cómo sería esta emergencia sin internet? La ansiedad, la angustia, el miedo y la incertidumbre se incrementarían exponencialmente, sin duda. Gracias a internet y a sus poderosas herramientas como redes sociales, aplicaciones de video o de mensajería instantánea, la emergencia ha sido más soportable. ¡Podemos saber cómo están nuestros seres queridos!

Estar confinados en casa, sin poder realizar las tareas a las que estamos habituados, sin poder estar con quienes amamos, sin poder disfrutar de la vida libremente, es algo complicado. No hay alternativa, es cierto, así que no queda más remedio que armarse de paciencia y de tolerancia, ser conscientes de que el autocuidado y evitar la exposición no necesaria son medidas requeridas.

Gracias a internet, unos cuantos, unos pocos, también pueden estar satisfechos en medio de esta situación. Y no me refiero a ganar dinero, sino a aprovechar la oportunidad de servir a otros de distintas formas. Digo que unos cuantos, unos pocos, porque la gran mayoría no entendió cómo enfrentar estas condiciones atípicas, adversas, para las que, sin duda, no estaban preparados.

Es el caso de los restaurantes. Con la gente confinada, con restricción para salir a aprovisionarse, con toda la familia en casa, la comida no puede faltar. Y esa es, precisamente, la oportunidad que muchos locales de comida, en todo el mundo, no estaban preparados para aprovechar. Primero vieron cómo sus mesas quedaron vacías poco a poco y luego los obligaron a cerrar sus puertas.

Sin embargo, unos cuantos, unos pocos, continuaron operando. El resto encabeza la lista de empresas que sufrirá las consecuencias de la crisis y desaparecerá. Su modelo de negocio estaba soportado sobre bases muy débiles y no pudo resistir el embate de un caos inesperado. No solo no venden, sino que también perderán el inventario del que disponían en sus bodegas. ¡Terrible!

Y eso no es todo. Cientos de personas quedarán sin empleo debido al cierre obligatorio y a que sus patronos no pudieron cumplir con sus obligaciones. En Estados Unidos, el país con más casos de contagio, los expertos estiman que se perderán, como mínimo, 14 millones de puestos de trabajo. Solo unos cuantos, unos pocos, han sabido sortear la situación y hacerle frente a la crisis.

Uno de ellos es el restaurante Seven Reasons, uno de los más reconocidos de Washington DC, especializado en comida gourmet latinoamericana. Los propietarios son el venezolano Enrique Limardo y el argentino Ezequiel Vázquez, que estuvieron a punto de sucumbir. De hecho, hubo un momento en el que despidieron a 40 de sus empleados, porque no tenían cómo seguir operando.

El venezolano Enrique Limardo y el argentino Ezequiel Vázquez

Sin embargo, pocos días después, este establecimiento al que el prestigioso The Washington Post eligió como ‘el mejor restaurante’ de la ciudad, reabrió. “Nos dimos cuenta de que, gracias a la confianza y fidelidad de nuestros clientes, había una oportunidad. Aceptamos el reto y nos dimos a la tarea de reinventarnos”, explica Limardo. ¿Qué ocurrió? Volvieron a atender a sus clientes.

El servicio está restringido en el horario de 4:30 de la tarde a 8:30 de la noche y su carta solo vende un plato: hamburguesas. Lo curioso es que este producto no estaba entre sus ofertas antes de la crisis, pero fue la mejor opción que encontraron y sus clientes la aprobaron. Hoy, el nivel de ventas es casi el mismo de antes de la situación de emergencia gracias a una decisión oportuna.

“No había más restaurantes abiertos en la ciudad, así que vimos que el ‘delivery’ podía ser una buena opción”, agrega. Comenzaron son solo 5 empleados y el primer día vendieron 1.000 dólares, muy poco. Sin embargo, al cuarto día de operación, un viernes, el sistema colapsó: recibieron ¡300 pedidos!, que los propios empleados se encargan de entregar en las casas de sus clientes.

¿Entiendes? Una crisis, un drama, una reflexión, una oportunidad, un éxito. De la misma manera que Seven Reasons lo logró, otros restaurantes y establecimientos de comida pudieron sortear la dura situación y siguieron operando. Y lo más importante: continuaron atendiendo a sus clientes. Unos clientes que, valga recalcarlo, estarán muy agradecidos un vez se supere esta emergencia.

Estas son algunas de las lecciones que podemos aprender de esta crisis:

1.- No importa cómo te llames o quién seas: si no estás en internet y, sobre todo, si no eres visible y reconocible en el ecosistema digital, estás condenado a desaparecer. Tarde o temprano ocurrirá

2.- Si no posees una base de datos actualizada de tus clientes frecuentes, no podrás atenderlos si se presenta una situación de emergencia como esta. La base de datos es tu activo más valioso

3.- Hacer negocios en el siglo XXI ya no consiste en vender, sino fundamentalmente en servir y en solucionar el problema de tu cliente o atender su deseo. Quien pueda hacer esto venderá más

4.- De nada te sirve la tecnología, o estar en internet, o publicar fotos de tus productos en redes sociales, si no tienes una comunidad. Relación e interacción son las claves del éxito en tu negocio

5.- No puedes esperar a que se dé una situación límite como la actual para aprovechar el poder de internet y sus herramientas y convertir tu negocio es una empresa sólida y con clientes fieles Cada crisis tiene dos caras y una, créeme, es positiva. Cada situación de emergencia, por grave que sea, representa una oportunidad. Hoy, cuando cientos de miles de negocios están condenados a desaparecer, solo los que fueron capaces de adaptarse a las circunstancias van a sobrevivir. Esos son, precisamente, aquellos que convirtieron internet en su gran aliado, en su mejor socio…

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